lunes, 1 de octubre de 2012

Carta 2, Segunda Noche.

En el mundo perfecto de las cosas que dices hay también un papel por ahí para mi, no me escondo. "No te preocupes por la distancia", me dices, que escuche tu voz, me dices. ¿Qué me has hecho, en qué me has convertido? Apenas me queda tiempo para decirte cuánto te quiero, cada palabra es muerte comparada con la siguiente. En el mundo genial de las cosas que dices hay historias sin protagonistas, o tú y yo con demasiadas que contar o silencios que prometer, hay dibujos terminados; ahí, donde estamos solos, ese sitio que has creado y es sólo nuestro. Puede que llegue el día en que no tengas nada que decirme, en que no haya más autobuses y más trenes, que ya no nos sintamos llenos de vida, y te diré por qué: las cosas que brillan, aunque pierdan su brillo, no dejan de ser menos valiosas.
En tanto que tú me amas yo hago lo propio hacia alguien fantástico. Parece sacado de una película. Es irreal, pensé, pienso, pensaré. Así que volemos lejos y bien alto, visitemos el Titanic y juguemos con sus sirenas de pálidos rostros y sueños hundidos, persigamos a Kira, dejemos que sea siempre primavera. Si te quedas conmigo te prometo que mi corazón será tuyo, al igual que mis pensamientos, mis emociones y mi cuerpo. Déjame la libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario